18 enero 2011

El primer NO que le dices a tu bebé

Un bebé que apenas camina, con sólo adquirir confianza ya se aventura a conocer los espacios de su casa. Les gusta caminar y descubrir cosas interesantes a la vuelta de cada mueble. Les encantan los espacios en donde apenas caben ellos solos. No toda tu casa es segura para el bebé. Y no pasará mucho tiempo para que le prohíbas pasar cerca de ciertos lugares (la estufa, escalones, etc.). Si le prohíbes a la primera, créeme que lo pensara dos veces antes de volver a pasar por ahí. Y por el contrario, si no se lo prohíbes en su primer intento, asumirá que puede, y seguirá haciéndolo.

Sucede que dejas que toque las perillas de la estufa, ya que no puedes vigilarlo de cerca por atender una llamada. A tu bebé ya le agradó moverle los controles. Al colgar reaccionas y decides corregirlo. Es bastante probable que se resista a dejar de hacerlo. Increíblemente esto sucede apenas desde la segunda vez que lo hace o desde que lo dejaron hacerlo la primera vez. Y mientras más veces lo permitas, más se va a acostumbrar a hacerlo, y cada vez será más difícil corregirlo.

¿Qué hacer entonces? No hay de otra, sabes que debes corregirlo de todos modos.

Dile NO, un NO DECIDIDO Y SIN ALZAR LA VOZ al tiempo que lo retiras. Y explícale suavemente porqué lo haces. Se va a resistir y va a renegar haciendo un berrinche marca diablo (o peor aún, marca diablo enfurecido), PERO MANTENTE FIRME, con cariño PERO FIRME. No te preocupes, después de su enojo y pataleo se calmará o buscara hacer otra cosa.

Lo que sigue ahora es mantenerte alerta y cuidar un posible reintento. Si sucede, otra vez evítalo, esa y todas las veces que sea necesario, hasta que deje de hacerlo. En algún punto desistirá.

Obviamente, tu bebé no necesita caminar para que lo empieces a educar con su primer NO. Este es un ejemplo práctico, pero te ayudará en casi cualquier situación con tu bebé. Tal vez lo debas hacerlo mucho antes de que camine.

Los bebes tienen una capacidad de asimilación asombrosa. Es así como van conociendo su mundo, prácticamente a prueba y error, (¿no es así toda la vida?). Si corregimos a los hijos desde la primera vez,  cada vez, no habría porqué tener mayores problemas en su educación.

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